Obra de Casimiro Godoy, la iglesia fue levantada en el año 1862, y actualmente recuerda la sismicidad del territorio riojano.
Cuenta con dos detalles curiosos: detrás del altar aparecen dos ángeles, creación del uruguayo Carlos Páez Vilaró; y en su frente un reloj pintado que puede confundirse con la realidad.
La iglesia se erige en el centro de la ciudad, frente a la plaza principal.